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Caso 836

Llevo casado veintiocho años, y hace once estoy luchando con las infidelidades de mi esposa. He perdonado mucho, pero hace tres meses, cuando aparentemente estábamos bien, ella me dijo que estaba cansada y que ya no me quería. Sacó cosas que le dije en el pasado que la hirieron mucho. Yo le dije que eso sucedió por la rabia de haber descubierto su adulterio.

Ahora mismo ella está en otra relación, aunque vivimos juntos. La verdad es que no sé si luchar más o dejar las cosas así.... Ella dice que ya no cree en Dios, que le hice daño con las palabras.

Consejo

Estimado amigo:

Sentimos mucho lo que ha estado afrontando. Debido a que no menciona ningún otro detalle, vamos a suponer que usted mismo no ha cometido adulterio, ni que ha maltratado a su esposa física o verbalmente.

Cuando su esposa cometió adulterio la primera vez, ella quebrantó el pacto de fidelidad que tenía con usted. Eso quiere decir que el caso suyo se aplica a lo que estaba enseñando Jesucristo cuando dijo que la infidelidad es la única causa válida para divorciarse.1 Sin embargo, Él no lo estableció como mandamiento, así que los cónyuges pueden mantenerse juntos con tal que puedan perdonarse y permanecer fieles el uno al otro.

Usted dice que su esposa ha estado cometiendo adulterio durante once años. Si tiene pruebas de eso, entonces usted ha demostrado que es un hombre muy paciente. Si usted ha sido fiel durante todo ese tiempo, entonces ya le ha dado a su esposa muchas oportunidades para cambiar. Por eso, si ella elige irse, entonces creemos que sería bíblicamente correcto dejarla ir. Sin embargo, es muy importante que usted consulte con un abogado en su país para enterarse de los derechos legales que lo favorecen.

Otro profesional al que debe consultar es a un médico. El comportamiento de su esposa pudiera haberlo infectado a usted con una enfermedad de transmisión sexual.

Usted menciona que su esposa ya no cree en Dios. Esa declaración implica que usted sí cree en Él. Creer en Dios es un buen comienzo, pero el siguiente paso que debe dar es hacerse su seguidor. El Dios de paz puede darle paz en el corazón a pesar de las circunstancias.

De hecho, el Hijo de Dios, Jesucristo, dijo: «Les dejo la paz. Les doy mi paz, pero no se la doy como la dan los que son del mundo. No se angustien ni tengan miedo.»2 Después de convertirse en seguidor de Cristo, pídale que lo dirija en cuanto a lo que debe hacer ahora. Permítale que lo guíe día a día.

Le deseamos lo mejor,

Linda
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1 Mt 5:32
2 Jn 14:27 (DHH)

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