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Caso 425

Tengo quince años, y una noche que había una fiesta me fui a la casa de una amiga sin que mis padres lo supieran. De ahí me fui con un chico en su auto, pero no pasó nada. Es un amigo del colegio, y paseamos nada más... Volví a mi casa a las diez de la mañana.

Ahora estoy castigada por mucho tiempo, y mi familia no confía para nada en mí. ¡Estoy desesperada! Lo único que quiero es que me perdonen, que me crean que nunca más volvería a fallarles, que son lo más importante en mi vida. Lloro todos los días porque tampoco me dejan estar con mis amigas, y las extraño mucho.... Nunca he estado tan arrepentida de haber cometido un error tanto como lo estoy ahora. ¡Ayuda, por favor!

Consejo

Estimada amiga:

Estamos muy contentos de que estás bien y de que el amigo con quien paseaste no se aprovechó de la situación. Otro chico en su lugar bien pudiera haber pensado que querías estar sola con él porque estabas dispuesta a que sucediera algo más. Hoy día muchos jóvenes piensan equivocadamente que el acto sexual no es más que una actividad que se da entre amigos, de modo que tuviste la fortuna de que tu amigo del colegio no resultó ser tal amigo.

La decisión que tomaste de ir con el chico en su auto fue en extremo peligrosa. Tus padres tienen razón para sentirse molestos. Están asustados al pensar en lo que pudo haber ocurrido. Eres su tesoro, y ellos deben protegerte, cuéstete lo que te cueste.

Les mostraste a tus padres que tal vez no tengas la capacidad de tomar decisiones prudentes. Al imponerte consecuencias severas, ellos se están asegurando de que recuerdes esto por mucho tiempo, y de que el recordarlo haga que tomes mejores decisiones en el futuro.

Lamentamos tener que informarte de estudios recientes que demuestran que el cerebro de los adolescentes no está completamente desarrollado, y que por lo general no tienen la capacidad cerebral necesaria para tomar buenas decisiones. ¡Así que puedes echarle la culpa a tu cerebro por este problema! Sin embargo, eso quiere decir que tus padres tienen la obligación de seguir estableciendo reglas para mantenerte segura, aunque estés convencida de que ya has aprendido la lección.

¡No eres la única a quien le ocurren estas cosas! Nuestra naturaleza humana nos impulsa a cometer errores y a hacer lo que sabemos que no es bueno. Hasta el apóstol Pablo tuvo ese problema. Él dijo que no dejaba de hacer las cosas malas que no quería hacer.1

Dios sabía que nosotros tomaríamos malas decisiones y que haríamos cosas malas, aun cuando eso no estuviera en nuestros planes ni fueran nuestros deseos. Por eso envió a su único Hijo, Jesucristo, a morir en la cruz por nuestros pecados. Dios siempre está dispuesto a perdonarnos si se lo pedimos en el nombre de Cristo. Así que pídele a Dios que perdone tus pecados y que te ayude a tomar decisiones sabias en el futuro. Entonces podrás mostrarles a tus padres que pueden confiar en ti.

Te deseamos lo mejor,

Linda
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1 Ro 7:19b

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