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Quiero confesar que soy adicto a las mujeres, tanto así que busco entablar relaciones nuevas con mujeres en las redes sociales y tratar de llevarlas a la cama. Mi adicción es tal que incluso pago por prostitutas, sin que me importe su edad, color o estrato social.... Esto ha empeorado en los últimos tres años [a tal grado que] estoy en bancarrota por pagar [relaciones sexuales] con prostitutas o salidas sociales....
Muchas veces pasa por mi mente que pudiera tener alguna enfermedad. Gracias a Dios, no presento hasta el momento ningún síntoma o algo que lo indique, pero me da miedo averiguarlo también. Siento que se destruiría mi vida. Pido, por favor, un consejo. Que me orienten, porque soy muy débil.
Consejo
Estimado amigo:
Nos alegramos de que haya admitido que tiene un problema y haya decidido que quiere cambiar. Lo cierto es que su vida ya está siendo destruida por su adicción. Y con cada nueva relación sexual usted no sólo corre el riesgo de contraer una enfermedad venérea sino también de procrear un hijo y ser responsable de su sustento económico por dieciocho años como mínimo.
Es obvio que ha tratado de vencer su adicción, pero no ha tenido éxito. Eso se debe a que no puede hacerlo usted solo. Necesita ayuda.
El primer paso para vencer este vicio es consultar con un médico. Explíquele que está enviciado y que necesita que lo refiera a un grupo de rehabilitación. El médico también va a querer que se someta a pruebas de enfermedades de transmisión sexual. Usted dice que le da miedo averiguar si ha contraído una enfermedad, pero si de veras quiere cambiar su vida, entonces debe averiguarlo a pesar del temor.
El médico bien pudiera explicarle que el cerebro produce sustancias químicas durante sus experiencias sexuales. Esas sustancias hacen que sienta la misma euforia que sienten otros cuando ingieren drogas ilícitas. Y al igual que los drogadictos no pueden vencer el vicio sin ayuda, tampoco usted puede lograrlo solo.
Aunque usted lamenta el riesgo que está corriendo con su salud y las consecuencias económicas que está afrontando, no estamos seguros de que de veras esté arrepentido por el pecado de las relaciones sexuales fuera del matrimonio. Dios diseñó las relaciones sexuales con el fin de que fortalecieran el vínculo de amor mutuo que sienten los cónyuges. Pero la conducta suya ha eliminado de la relación sexual el amor y el compromiso emocional. Creemos que usted va a necesitar un cambio radical de corazón y de actitud para poder algún día volver a vincularlos en las relaciones que tenga con su futura esposa.
Dios puede ayudarlo una vez que usted de veras esté arrepentido por lo que ha hecho. Su Hijo Jesucristo murió en la cruz para pagar las consecuencias eternas de ese pecado. Si le pide a Dios que lo perdone, y cultiva una relación personal con Él, lo ayudará a recorrer el camino difícil que tiene por delante.
Le deseamos lo mejor,
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