Tengo una hija que va a cumplir veintidós años, pero yo no quiero que salga con sus amigos y su novio y que se quede fuera de casa. He llegado al extremo de amenazarla y pedirle que se vaya de mi casa, aunque luego me arrepiento. No deseo herirla, pero no entiendo por qué siento tanto odio cuando me dice que va a una fiesta y no regresará ese día. Ella es una joven muy especial, y yo la quiero mucho; pero no entiendo este sentimiento tan malo que me invade. Deseo cambiar, pero no sé cómo.
Consejo
Estimada amiga:
No podemos saber con certeza si ese sentimiento tan malo que dice que la invade se debe a la ansiedad que siente por la protección y el bienestar de su hija, o a su inconformidad con las actividades en las que cree que ella está participando. También es posible que usted tenga miedo de quedarse sola de noche en la casa, o que resienta el hecho de que su hija quiera estar con las amigas y dejarla a usted sola. Hay aún más posibilidades, pero no tenemos ninguna manera de determinar con certeza sus pensamientos y sus sentimientos.
Sin embargo, sienta lo que sienta y piense lo que piense, usted está haciendo caso omiso del hecho de que su hija es una mujer adulta. Usted admite que la amenazó y le pidió que se fuera de la casa. Eso demuestra que usted ha permitido que sus sentimientos determinen su conducta y que no ha ejercido dominio propio en su trato con ella. Podemos imaginarnos que usted sin duda alzó la voz, y que tal vez hasta haya llorado al tratar de controlar a su hija.
Como no tenemos ninguna manera de saber cuáles son las circunstancias, no comentaremos en cuanto a si las actividades de su hija han sido aconsejables. Usted nos pide ayuda para sí misma, no para ella, y creemos que hace bien con eso.
El hijo adulto que viva en la casa de sus padres debe obedecer las reglas del hogar. Esas reglas tienen que ver con la limpieza de la casa, la cocina, la compra de alimentos y provisiones, y el alquiler que debe pagar si tiene un empleo. Si es estudiante, tal vez no se espere que pague parte del alquiler, pero sí debe participar de lleno en el mantenimiento de la casa.
Los padres están en su derecho de contribuir o no al sustento económico de sus hijos adultos. Si los hijos eligen un estilo de vida que no aprueban los padres, entonces es posible que se les pida que vivan en otro lugar. Sin embargo, no debe esperarse que los hijos adultos pidan permiso para salir, viajar o pasar la noche con sus amistades.
Usted está alejando a su hija al tratar de controlarla. Cuanto más se esfuerza por dominarla, más resistencia opone. Bien pudiera convenirle más a ella vivir por su cuenta en un lugar donde usted no está ni siquiera enterada de sus actividades diarias.
No obstante, si eso no es posible, le recomendamos que busque consejería profesional. Usted necesita ayuda para lograr soltar las riendas y ajustarse a una nueva realidad. Tal vez tenga necesidades emocionales que no están siendo satisfechas, y conserve la esperanza irracional de que las satisfaga su hija.
¿Ha cultivado usted una relación personal con Jesucristo? ¿Es Él su mejor amigo? ¿Le ha pedido que perdone sus pecados y la ayude a comenzar de nuevo? Cristo puede darle la fortaleza y la sabiduría que necesita para cada situación que afronte.
Le deseamos lo mejor,