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Caso 24

No me siento bien; me siento sola. Por eso quiero entregarme a Cristo, pero no sé cómo.

Me gustaría saber cuál es la religión que debo escoger. Por favor, ayúdenme.

Consejo

Estimada amiga:

¡Qué buen consejo el que nos pide! Corresponde a una de las inquietudes más comunes de todos los siglos.

En una ocasión se encontraba Jesucristo al mediodía cerca de un pozo en las afueras de Samaria, una región en la ribera occidental del río Jordán. Jesús y sus seguidores tenían hambre, así que Él los había mandado al pueblo para que compraran comida. Él se quedó al lado del pozo para conversar con las personas que llegaran a sacar agua. Poco después se acercó una mujer que se sorprendió cuando Jesús le pidió que sacara un poco de agua para que Él tomara. En la conversación que surgió a raíz de esa petición está la respuesta a su inquietud respecto a cuál religión debiera escoger.1

La mujer venía de una tradición religiosa que aceptaba diversas creencias. Samaria era una región que tenía una historia de inmigrantes, refugiados y una serie de gobiernos derrocados. Había llegado a ser un crisol de razas, culturas y religiones diversas. Por lo tanto, los samaritanos eran enemigos acérrimos de los judíos que consideraban que tenían un linaje de sangre pura y el monopolio de la comprensión de las cosas de Dios.

En la conversación que sostuvo con la mujer, Jesús dejó en claro que la manera de tener una vida plena en este mundo y vida eterna en el cielo no era escoger un sistema religioso. Es más, durante su breve vida en este mundo, Jesús criticó más que cualquier otra cosa los sistemas religiosos y las personas que los practicaban. Así que la respuesta a su inquietud, amiga querida, es: ¡No escoja una religión!

Más bien, lo que Jesús le dijo a aquella mujer y lo que nosotros le diríamos a usted hoy es que escoja una relación, es decir, una relación personal con Dios. ¿Qué queremos decir con eso? Que comience a hablar con Dios usted misma dándole a entender que quiere cultivar una relación íntima con Él. Que reconozca ante Él que usted no es santa como es Él, y que quiere que Él perdone sus pecados, que la han separado de Él. Y que permita que Él le hable mientras usted lee y medita en la Biblia. Al dedicarle tiempo a la lectura de la Biblia y a la oración, Dios le ayudará a saber qué decisiones tomar en el futuro.

El camino que conduce a una vida plena en este mundo y a una eternidad en el cielo es a través de un peregrinaje diario que se propone tener una relación íntima con Dios. Hay muchas actividades que le ayudarán en su peregrinaje, incluso el encontrar a otras personas que hayan emprendido el mismo viaje y aprender de ellas. Tales personas se encuentran a veces en iglesias que enseñan la Biblia, pero también las encontrará prácticamente adondequiera que vaya. Los genuinos seguidores de Cristo siguen el ejemplo de Él al amar y al interesarse por los demás en su nombre, y al concentrarse en cultivar una relación en lugar de una religión.

No hay por qué esperar. ¡Comience hoy mismo su propia conversación con Dios!

Linda y Carlos Rey
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1 Jn 4:4-42

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