Tengo una hija de quince años, y me acabo de enterar de que tuvo relaciones sexuales con un joven de veinte años. Me siento culpable. Cuando esto sucedió, [yo] tenía muchos problemas con mi esposo... y la descuidamos.... Ella se sentía muy mal de tanto problema en su casa, y buscó la solución menos correcta.
No sé si decírselo a su padre o hablarlo sólo con ella, ni qué medidas debo tomar respecto al joven. Siento que se aprovechó de ella porque todavía es una niña. Creo que cuando sucedió esto, ella todavía tenía catorce. Es que ella imprimió la conversación que tuvo con él, en la que él chatea con ella y le pregunta que si quiere tener sexo con él.... No sé si será correcto ir a buscarlo para hablar con él. Me da miedo que esto siga ocurriendo y que vaya a suceder algo más grave como un embarazo.
Consejo
Estimada amiga:
Es bueno que haya reconocido que es posible que usted y su esposo hayan tenido algo que ver con la decisión que tomó su hija de tener relaciones sexuales a los quince años de edad. Pero es aún más importante que se hagan las siguientes preguntas: ¿Le enseñamos a nuestra hija que es pecado tener relaciones sexuales fuera del matrimonio? ¿Le dijimos que esperara hasta casarse para tener una relación sexual con un hombre? ¿Nos aseguramos de que ella comprendía las posibles consecuencias de tener relaciones sexuales, tales como enfermedades peligrosas y embarazos indeseados? Si ustedes le enseñaron bien a su hija y la criaron en un hogar estable en el que sintió que la amaban, entonces los problemas recientes entre usted y su esposo no hubieran de por sí causado que ella corriera semejantes riesgos. No hay duda de que los padres deben esforzarse por enseñar, proteger y amar a sus hijos, pero cuando los adolescentes toman malas decisiones y participan en actividades peligrosas, eso no quiere decir que los padres necesariamente tengan la culpa.
A una niña debe enseñársele a muy temprana edad que, si decide casarse, su pureza será un regalo especial para su futuro esposo. Una de las cualidades más valiosas que ella posee es la de conservarse virgen hasta su boda. Y sin embargo muchas madres descuidan el enseñarles a sus hijas el valor de conservarse puras. A veces se debe a que la madre misma no era virgen cuando se casó, y erróneamente cree que no tiene la autoridad moral para esperar que su hija se conduzca de un modo diferente al de ella.
Las leyes de muchos países consideran un delito el que jóvenes de veinte años tengan relaciones sexuales con menores de edad. Todo adulto que se aprovecha de un menor de edad merece que se le castigue.
Lamentablemente, las niñas que comienzan a tener relaciones sexuales a tan temprana edad son muy vulnerables a volver a caer en la misma trampa vez tras vez. Influyen mucho en su modo de pensar la televisión, el cine y sus amigos, los cuales les aseguran que todo el mundo está haciendo lo mismo. Con frecuencia entregan el cuerpo en una búsqueda interminable del amor que tanta falta les ha hecho en su familia.
Es muy importante que usted sostenga un diálogo continuo con su hija acerca de las consecuencias negativas de la inmoralidad sexual. Lea todos nuestros «Casos de la semana» en www.conciencia.net junto con ella, y luego hablen acerca de los principios y los valores que se encuentran en cada uno de ellos. Asegúrese de estructurar su estilo de vida de tal modo que ella no tenga ninguna oportunidad de encontrarse con hombres adultos. Controle el uso que ella haga de su computadora y asegúrese de que no esté chateando con desconocidos. Y recuérdele a su hija constantemente que usted la ama y que hará todo lo necesario para protegerla.
Le deseamos lo mejor,
Linda y Carlos Rey